HISTORIA
Petroglifos de MICULLA
El Complejo Arqueológico de
Miculla está ubicado al Este de la ciudad de Tacna, entre los kilómetros 20 y
26 de la carretera Tacna-Palca rumbo a Collpa y Pa Paz, a 1,300 metros promedio
sobre el nivel del mar, en las coordenadas 17 52´30″ de Latitud Sur y 70 05´
00″ de Longitud Oeste. Políticamente, pertenece al distrito de Pachía,
provincia y región de Tacna. La zona, goza de un clima templado, cielo despejado
y sol durante todo el año. Pachía, en la antiguedad fue una Llacta (pueblo
mayor) desde donde se ejercía el control y administración del agua; según el
historiador Rómulo Cúneo Vidal, Pachía procede de Pachiña, voz aymara que
expresa “repartir valle abajo las aguas de un río represado” ; por lo
consiguiente, tuvo en su origen el valor de repartición del agua de regadío del
valle de Tacna, bajo la vigilancia de los curacas y principales de cada ayllu.
En sus predios, el Curaca Diego Caqui entre los años cuarenta y ochenta del
siglo XVI, tenía sembradas cerca de 46,000 cepas de vid, que le permitió
desarrollar una industria vitivinícola exitosa, exportando sus vinos al Alto
Perú (Potosí, Cochabamba y otros lugares) y a Panamá.
La zona monumental más importante
pertenece al denominado Complejo Arqueológico Pachía – Miculla, con una área
protegida de 2,205.43 hectáreas, definida por la presencia de restos de
estructuras domésticas, geoglifos, centros ceremoniales, caminos, canales,
terrenos de cultivos y áreas funerarias. Las evidencias culturales más
relevantes son los petroglifos, que se encuentran concentrados en mayor número
en la Pampa de “San Francisco” correspondiente al Anexo de Miculla, sobre una
topografía con sectores planos, laderas, cimas y quebradas muy propia del
contexto geográfico de la confluencia del río Caplina y las quebradas de Palca
y Uchusuma. Terreno árido asociado parcialmente a cultivos con plantaciones de
viñedos, zapallo, ají, maíz, papas y alfalfa.
¿Qué son los Petroglifos?
Son grabados bajo relieve,
realizados en la superficie de determinadas rocas utilizando percutores de
piedra, metal o hueso. En Miculla, los petroglifos fueron trabajados mediante
las técnicas de la percusión, presión, rayado y mixta, utilizando posiblemente
instrumentos de piedra y metal. Esta modalidad del Arte Rupestre se ha
extendido en todos los valles costeros del Perú, en especial en la región sur;
cuya tradición se ha extendido a casi todos los países andinos y sudamericanos.
¿A qué época pertenecen?
Las investigaciones realizadas por los arqueólogos del arte
rupestre en el ámbito de los valles occidentales de los andes del sur peruano,
norte chileno y recientes estudios impulsados por el arqueólogo del INC Tacna,
los petroglifos de Miculla serían un producto cultural de los agricultores del
Caplina y posiblemente de aquellos osados caravaneros que unían el desierto con
la cordillera, trasladando bienes y productos alimenticios, durante el periodo
cultural denominado Desarrollo Regional Tardío, entre los siglos IX y XV de
nuestra era. Este período, surgió después de la disolución del Estado Tiwanaku
(Siglo XI), emergiendo en nuestros valles occidentales y pre-cordilleranos estilos
culturales locales como Chiribaya, San Miguel, Pocoma, Gentilar y Sitajara, con
una identidad yunga definida y una lengua común conocida como el Cole o Coli.
María Roswtowroski, denomina a esta área común como la región Colesuyo, que
abarcaba desde Camaná hasta Atacama. Fueron ellos, los propulsores definitivos
del desarrollo económico, social e ideológico en la región costera durante el
período cultural señalado. No se descarta alguna vinculación cronológica de
algunos petroglifos con los períodos Formativo (500 a.C. – 500 d.C.) y
Tiwanaku.
En la región, se han registrado
otros importantes sitios con petroglifos como: Tocuco, Challatita, Pallagua,
Pachía, Calana, Piedra Blanca, Pocollay, Causuri, Quebrada de los Molles,
Quebrada Seca, Coruca, San Antonio, Mirave, Ylabaya, Colocaya, Coropuro,
Anajiri, etc. Muy cerca a los petroglifos de Miculla, se encuentran las aldeas
de Tocuco y Tocuco Alto, los Túmulos Funerarios de Miculla, el Cementerio “El
Alto” y otras pequeñas concentraciones de petroglifos en las quebradas de
Miculla y Palca, pertenecientes a los períodos culturales antes señalados. Por
la zona, cruza el camino Inca de Palca que al momento de ingresar a la zona
arqueológica se ramifica en tres segmentos: uno se dirige hacia el valle
Caplina, otro central continúa valle abajo y el tercero va recostado al sur
pasando a espaldas del módulo de servicios y frente al “Wawapas” -cerro tutelar
de Miculla- rumbo al sur.
puente miculla – turismo en tacna
puente miculla – turismo en tacna
La otra tésis, le otorga a
los petroglifos de Miculla un carácter eminentemente ceremonial y ritual. Es
probable, que la condición semi-árida del valle Caplina haya condicionado a sus
pobladores recurrir a actos ceremoniales propiciatorios con el objeto de
“solicitar” agua y fertilidad a sus apus y achachilas
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